Trump y las cuatro vías para perpetuarse en el poder
- Pablo Díaz Gayoso
- 3 abr
- 4 Min. de lectura
Una de las mayores fortalezas de Estados Unidos ha sido históricamente la solidez de sus instituciones, diseñadas expresamente para evitar la concentración de poder mediante un sistema de pesos y contrapesos. Sin embargo, ese equilibrio se enfrenta a una amenaza sin precedentes con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Su estilo autoritario y su admiración por líderes como Vladimir Putin o Viktor Orbán plantean un riesgo real para el sistema constitucional estadounidense.
Si bien el recorrido político de esos líderes fue muy distinto del de Trump, este busca crear situaciones que le permitan llegar al mismo destino: La perpetuidad en el poder. Para conseguir este fin el inquilino de la Casa Blanca tiene a su disposición 4 vías para hacerlo posible.

La primera vía que puede seguir es la de la reforma constitucional. Para ello necesita que el Congreso lo proponga y que dos terceras partes de ambas Cámaras así lo estimen necesario; o bien, a petición de las Asambleas Legislativas de dos terceras partes de los estados, convocará a una Convención para proponer la nueva enmienda que revoque la 22º enmienda. Por esta vía se revocaría la limitación constitucional de dos mandatos para el cargo de presidente y Trump con 81 años podría presentarse por tercera vez...pero no es el único. Una vez aprobada esta reforma, tanto Obama (66 años) como Bush (81 años) o Clinton (81 años) podrían presentarse también con la única limitación que marca la voluntad propia. Sin embargo existen dudas razonables para creer que Trump pueda convencer al partido Demócrata de abrir esta Caja de Pandora.
La segunda vía es la vía putinista. Vladimir Putin también se encontró en 2008 con el "problema" de la limitación de mandatos presidencial. El presidente ruso llevaba gobernando por aquel entonces desde 1999 y ya había servido dos mandatos consecutivos, límite constitucional. Así que colocó a su segundo, Dmitri Medvédev, como presidente mientras que él seguía en el poder como primer ministro por cuatro años. Una vez pasado ese tiempo constitucional volvió al cargo supremo de la Federación Rusa. Trump puede estar planteándose adaptar esta jugada a la realidad estadounidense. La limitación constitucional de la 22º enmienda describe una limitación en el cargo de presidente, no de vicepresidente. Para el caso del vicepresidente, la 12º enmienda menciona que "ninguna persona constitucionalmente inelegible para el cargo de presidente será elegible para el de vicepresidente". No obstante la 22º no menciona que tras el segundo mandato el presidente pase a ser inelegible para ejercer, solo para presentarse a un tercer mandato. Así que si tomamos el texto al pie de la letra, este podría poner, por ejemplo, a JD Vance de presidente temporal y a él de vicepresidente. Una vez realizada la toma de posesión, Vance dimitiría y Trump podría volver a ejercer un tercer mandato sin ser explícitamente elegido para ello. Este escenario abriría una crisis constitucional de primer orden, ya que atenta contra el principio con el que el legislador en 1951 planteó la 22ª enmienda. Sin embargo, no sería la primera vez que el presidente Trump plantea una interpretación singular de la legislación.
La tercera y cuarta vía comparten el mismo espíritu la toma agresiva del poder. La tercera es la de directamente presentarse otra vez a la reelección y plantear una lucha legal con el Tribunal Supremo (de mayoría conservadora y con 3 de 9 jueces nombrados por él hasta la fecha). La cuarta consiste en simplemente quedarse en la Casa Blanca, con independencia del resultado electoral. La última vía parecería la más disparatada si no lo hubiese intentado ya el 6 de enero de 2021 cuando intentó revertir de forma violenta la victoria de Joe Biden.

Estos cuatro escenarios serían todos fatales para la experiencia democrática estadounidense, y mundial por la influencia que este país ejerce en el resto. No solo tensaría las estructuras constitucionales, si no que aproxima peligrosamente al país a un conflicto civil con posibilidades de ser este, armado. Trump tiene incentivos legales para intentar mantenerse en el poder, no hay que olvidar que aún tiene juicios pendientes que se encuentran en suspensión a razón del cargo que ostenta. A eso se le suma la insaciable sed que el cliente de Stormy Daniels tiene por el poder. Como recientemente han hecho Erdogan en Turquía o Daniel Ortega en Nicaragua, los hombres fuertes a los que admira tienden a forzar las estructuras estatales para mantenerse en el cargo,
Sin embargo existen limitaciones físicas latentes y estas son que para el año 2028 Trump tendrá 81 años; y solo hay que recordar a su predecesor para ver la factura cognitiva que pasa la edad. No solo la edad ni el principio latino de tempus fugit son factores a tener en cuenta, también se está asumiendo que va a ser un candidato elegible. En cuatro años pueden ocurrir muchas cosas que reduzcan considerablemente su popularidad. Crisis económicas, aventuras imperiales fracasadas, conflictos armados impopulares, situación interna descontrolada, etc. Son algunos de los eventos factibles que pueden reducir sus posibilidades electorales.
Espero que sea verdad eso de que pierda popularidad y no tenga siquiera sentido plantearse que pueda seguir utilizando algún truco, pero el hombre ha hecho de todo y ahí sigue.
¿Si llegase hacerse impopular cabría la posibilidad de otro lider más loco, más demagogo y más de extrema derecha que le sustituyese? ¿El trumpismo morirá con él o puede seguir con otro peor?
Como siempre, genial el artículo!