Tailandia no quiere dejar de Avanzar
- Pablo Díaz Gayoso
- 2 mar
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Actualizado: 3 mar
El pasado 7 de agosto la Corte Constitucional de Tailandia ordenó la disolución del principal partido político del país. El Partido Avanzar (Move Forward Party en inglés) fue el más votado en las elecciones generales de mayo de 2023, pero a la hora de formar gobierno se encontró con el veto del Senado. Esto profundizó la crisis política y sistémica del país asiático. El Senado ha estado compuesto por 250 miembros leales a la Junta Militar que dió el golpe en 2014 y su mandato duró hasta julio de 2024. Ese mismo mes se produjo la transición hacia el primer Senado en una década en no ser elegido por la Junta. El nuevo Senado está compuesto por 200 senadores elegidos de forma indirecta por la Comisión Electoral entre los que representan a colectivos sociales, laborales, agrícolas, etc. Al cambiar de manos, de militares a civiles, también han cambiado algunas de sus competencias, ya que han dejado de ser necesarias para el régimen. El nuevo Senado ya no tiene poder de veto sobre la elección del primer ministro como había tenido bajo dominio militar.

Cabe decir que Tailandia no es una democracia, aunque tenga procesos electorales con cierta periodicidad. Su forma política es la de la monarquía constitucional, que en la práctica es absoluta. La figura del monarca posee amplias prerrogativas y este cuenta con el apoyo de la casta militar. El ordenamiento jurídico tailandés cuenta con un artículo con base constitucional (art. 6 de la Constitución) singular en el mundo. El artículo 112 del código penal regula el delito de lesa-majestad, dice: "Quien difame, insulte o amenace al Rey, a la Reina, al Heredero-nombrado, al Regente, será castigado con pena de prisión de tres a quince años." Este artículo se basa en la premisa de que el rey es un ser divino y cualquier oposición, ofensa o crítica al mismo es castigada con una pena de entre 3 a 15 años de prisión pero puede ser superior. El uso de esta herramienta represiva ha sido recurrente por parte de los gobiernos, especialmente los militares que daban un golpe de estado, pudieran reprimir las protestas y a la oposición. Las condenas por lesa-majestad se han incrementado desde 2014, cuando el ejército dió el último golpe de estado (Tailandia ha sufrido 23 golpes desde 1932) y dio competencia a los tribunales militares para juzgar la lesa-majestad.

En la campaña de 2023 el Partido Avanzar liderado por Pita Limjaroenrat (2020-2024), entre sus demandas de cambio incluyó en su programa político la reforma del delito de lesa-majestad. Esto ha sido suficiente para que la Corte Constitucional argumentara que es una violación del delito de lesa-majestad e impuso las penas de disolver el partido y prohibió participar en política a los líderes del partido por un periodo de 10 años. Pena idéntica a la que fue sometido su partido antecesor, el partido Futuro hacia Adelante (Future Forward Party, en inglés) en 2020 por aceptar un préstamo de su antiguo líder Thanathorn Juangroongruangkit (2018-2020). La Corte Constitucional dictaminó que era una donación encubierta y que eso motivaba la disolución según el artículo 72 de la Ley Orgánica de Partidos Políticos redactada durante el periodo de la Junta Militar en 2017.

Sin embargo el movimiento de reforma de Tailandia está lejos de acabar con la segunda ilegalización. El día 9 de agosto, dos días tras la publicación de la sentencia de disolución, se anunció el lanzamiento de un nuevo partido heredero de Avanzar. El Partido del Pueblo (People´s Party, en inglés) mantiene los colores (naranja) de sus antecesores, los principios progresistas, reformistas prodemocracia y mantiene la medida de reformar el delito de lesa-majestad. La disolución del partido Avanzar no conllevo la pérdida de condición de representante en la Asamblea Nacional. En consecuencia el nuevo Partido del Pueblo cuenta con los 143 diputados/as y sigue siendo el primer partido de la Cámara Baja. El futuro de Tailandia nunca ha sido tan incierto; ya que la tradicional apuesta represiva de la alianza monárquico-militar, lejos de desarticular a la oposición la ha reforzado. La capacidad del movimiento de renacer como la criatura mitológica del Ave Fénix muestra que su solidez no recae (solo) en un líder carismático, si no que hay corrientes de fondo que lo respaldan.
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