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Quo Vadis, Berlín?

Actualizado: 7 mar

El próximo 23 de febrero, la democracia alemana se enfrenta a una prueba existencial, como vimos en el artículo Unde venis, Berlín?. El país germano ha enfrentado pruebas similares a lo largo de su historia, y las respuestas que ha dado en el pasado han tenido consecuencias que aún resuenan. A la espera de las elecciones anticipadas convocadas por el canciller Scholz, las proyecciones de las encuestas plantean un cambio en el sistema de partidos alemán. Con la caída del Muro de Berlín y la posterior reunificación de las dos Alemanias, se estableció un sistema de partidos políticos y una cultura democrática que garantizaron la estabilidad política del país durante más de tres décadas. Ese sistema está herido en la actualidad.


Con la absorción de la República Democrática Alemana por parte de la República Federal Alemana en los años 90, se estableció un sistema institucional donde la estabilidad recaía en dos grandes partidos: uno que representaba al centro derecha, la CDU/CSU, y otro de centro izquierda, el SPD. Estos grandes partidos se complementaban con otros más minoritarios: Alemania Occidental aportó a los liberales del FDP y a Los Verdes de Die Grünen, mientras que en Alemania Oriental, el principal partido fue el Partido del Socialismo Democrático (PDS), que en 2007 se reconvirtió en Die Linke. En este sistema, la estabilidad la garantizaban los gobiernos de gran coalición entre la CDU/CSU y el SPD, y cuando no era posible, el FDP y Los Verdes actuaban como socios minoritarios estabilizadores de gobiernos. Por otro lado, se encontraba el PDS y más tarde Die Linke, que ha sido el eterno opositor al ejecutivo. Este sistema empezó a cambiar en 2017 cuando la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD) obtuvo un sorpresivo 12,6% de los votos, quedando en tercera posición en el Bundestag con 94 de 709 escaños.


A continuación, vamos a ver más de cerca a los principales contendientes de estas elecciones y qué podemos esperar en el futuro cercano del país germano. La legislatura que comenzará en 2025 presenta, de entrada, un asegurado cambio en la cancillería. El nuevo parlamento alemán va a girar, y mucho, a la derecha, atendiendo a la tendencia de los últimos meses de las encuestas.

El partido más votado será la CDU/CSU, con un 30% de los votos, y está liderado por Friedrich Merz, un abogado con una dilatada carrera política que comenzó en 1989 como miembro del Parlamento Europeo. Forma parte del establishment del partido conservador, es liberal, europeísta y atlantista. En la campaña electoral ha prometido priorizar el sistema tradicional industrial frente a las políticas de lucha contra el cambio climático. En enero, propuso ante el parlamento medidas para restringir la migración con el apoyo de la extrema derecha de AfD, poniendo en peligro el tradicional cordón sanitario abanderado por su predecesora, Angela Merkel. Este movimiento se ha demostrado estratégicamente torpe, ya que le ha costado bajar casi 3 puntos en las encuestas en favor de AfD. Acto seguido, Merz volvió al tradicional discurso anti-AfD que había seguido la CDU, con un daño considerable a su credibilidad.


El siguiente partido proyectado para ser la segunda fuerza del Bundestag, con más del 20% de los votos, es la extrema derecha de AfD, con Alice Weidel como su cabeza electoralmente más visible. El liderazgo del partido lo comparte con Tino Chrupalla, y ambos son considerados del ala más moderada del partido. Su campaña se centra en el discurso contra la inmigración, el islam, la Unión Europea, la OTAN y el cambio climático.

El oligarca Elon Musk participando en un mitin de AfD en enero de 2025
El oligarca Elon Musk participando en un mitin de AfD en enero de 2025

El partido aboga por el revisionismo histórico respecto a la Alemania nazi y los crímenes de lesa humanidad que cometieron, calificando como "secta de la culpa" esos hechos históricos. Asimismo, apoyan medidas antisemitas como la prohibición de la carne kosher y islamófobas como el control policial de las mezquitas. La AfD apoya la prohibición de la circuncisión por motivos no médicos a los menores de edad, medida que afectaría directamente tanto a judíos como a musulmanes.


En tercera posición se encontrará el SPD, con un 17% de los votos. El partido se presenta con el canciller Olaf Scholz, pese a que los malos resultados de su gestión llevaron al partido a una crisis interna sobre su liderazgo. El candidato más popular del SPD es Boris Pistorius, Ministro de Defensa desde 2023, pero él declinó presentarse como alternativa a Scholz para estas elecciones. Las prospectivas electorales de los socialdemócratas y de Los Verdes (13%) los colocan como socios (de coalición o parlamentarios) más probables para un gobierno liderado por Merz.


Los últimos partidos que pueden superar la barrera electoral del 5% son Die Linke y Alianza Sahra Wagenknecht-Por la Razón y la Justicia (BSW), con el 5% y el 6% respectivamente. En estas elecciones, tanto AfD como BSW son los dos partidos que van a dar la sorpresa. El primero, por las razones expuestas anteriormente, y BSW porque es una fórmula novedosa de lo que la izquierda alternativa puede llegar a convertirse en un futuro.

Sahra Wagenknecht por Jens Schlueter
Sahra Wagenknecht por Jens Schlueter

BSW es una escisión de Die Linke, liderada por una de sus figuras más carismáticas y populares. Sahra Wagenknecht es una líder política que encabeza un movimiento de izquierda conservadora, anti-woke y obrerista. BSW busca mezclar el discurso de izquierdas en el ámbito económico con posiciones conservadoras en lo social y la inmigración, revirtiendo así la tendencia progresista y aperturista de la izquierda postcomunista tras la caída del Muro de Berlín. BSW aboga por un discurso crítico con la OTAN, soberanista con la UE y que busca alejarse de las élites izquierdistas urbanas, a las que considera alejadas de las clases populares que una vez representaron.


Los escenarios que se abren el próximo 23 de febrero no solo afectarán a Berlín, sino que tendrán efectos tanto en Bruselas como en el resto del mundo. Siendo Alemania el tercer país con mayor PIB del mundo, cualquier dirección que tome irremediablemente afectará al resto. La presumible vuelta de la CDU/CSU al poder bajo la batuta de Merz puede significar una ralentización de la transición verde, sobre todo en la industria. A nivel europeo, es esperable que Merz busque reforzar las relaciones con sus vecinos Francia y Polonia, en el formato del Triángulo de Weimar, con la mirada puesta en la defensa y en el apoyo europeo a Ucrania. Merz, en el pasado, ha tomado posiciones más beligerantes que Scholz en el apoyo militar a Kiev, por lo que es esperable que haya fricciones en este ámbito también con el nuevo inquilino en la Casa Blanca.



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