La competencia hidropolítica por el Himalaya
- Pablo Díaz Gayoso
- 3 mar
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 5 mar
En la cordillera del Himalaya se concentran los nacimientos de los diez sistemas de ríos más importantes de toda Asia. A su vez, la extensa cordillera no está controlada por un solo país, sino que traspasa las fronteras políticas de ocho: Afganistán, Bangladesh, Myanmar, China, Pakistán, India, Bután y Nepal. Por esa razón, la lucha por el control de los recursos hídricos del Himalaya se está haciendo cada vez más activa conforme los gigantes asiáticos aumentan su poder. A continuación, vamos a ver cómo el auge de China como gran potencia mundial se materializa e su frontera sur con la conquista del Himalaya.
Las situaciones en las que las masas de agua son de uso compartido entre varios estados son siempre complicadas. En el caso de los ríos, cuando son compartidos de forma vertical, donde un estado controla el nacimiento y otros el recorrido río abajo, pueden producirse rápidamente conflictos serios. Ejemplo de esto lo hemos visto en el artículo: La geopolítica del Nilo: el conflicto entre Etiopía, Sudán y Egipto, donde la posición geográfica de Etiopía le ha dado una ventaja estratégica sobre Sudán y Egipto por el control del caudal del Nilo.
En una situación similar se encuentra China respecto a sus vecinos asiáticos. El hidropoder que proyecta China a nivel interno es considerable. En la actualidad, cuenta con más de 90.000 infraestructuras hídricas, entre ellas presas, diques y similares. Con todo, el gigante asiático sufre problemas de escasez en el suministro interno. Dentro de sus fronteras, cuenta con cerca del 6% de las reservas mundiales de agua dulce, las cuales deben abastecer al 18% de la población mundial. A esto se suma el cambio climático, que hace más frecuentes los fenómenos extremos como las sequías, amenazando con aumentar considerablemente esa brecha hídrica.

Para fortalecer su suministro de agua, China está aprovechando su posición de poder geoestratégico en relación con sus vecinos del Himalaya, enfocándose en los ríos transfronterizos. La nación asiática busca así consolidar su influencia sobre estos recursos hídricos vitales, demostrando una estrategia claramente delineada y orientada a asegurar su futuro hídrico a través de la dominación de la gestión de los recursos compartidos.
En esta lucha por conseguir mayores cuotas de hidropoder, han estado principalmente China e India. Los dos gigantes compiten por controlar el sistema montañoso más extenso del planeta y en el centro de esa competición se encuentra Nepal.
El país himalayo, conocido por albergar los picos montañosos más codiciados por los amantes de la escalada como el Everest y por ser cuna del budismo, se encuentra en una situación geopolítica comprometida. La competición entre los gigantes India y China tiene una ramificación en Nepal. Este país ha tenido tradicionalmente una relación más estrecha con India, entre otros factores, porque geográficamente es menos problemático acceder desde su frontera sur con la India que desde el norte chino, sumado a que la India tiene una concentración exponencialmente superior de población en la frontera con Nepal que China.
Sin embargo, el statu quo de relaciones tripartitas se modificó tras el terremoto de 2015, cuando 10.000 personas perdieron la vida en la región. Ante este desastre, China realizó el mayor operativo humanitario de su historia, movilizando 480 millones de dólares en ayuda. Desde entonces la presencia china solo ha ido en aumento en esta década. Esa mayor presencia se ha materializado en la construcción de infraestructuras terrestres e hidráulicas, que se desplegaron dentro del marco de la Nueva Ruta de la Seda.

Estos proyectos hidráulicos, denominados "regalos al desarrollo", constituyen una manifestación del soft power ejercido por China. No obstante, no pueden ser desligados de la clara asimetría de poder existente entre ambas naciones.
Es notorio que China ha adoptado una estrategia ambiciosa y bien delineada para consolidar su suministro de agua a través del control de las infraestructuras hídricas transfronterizas en el Himalaya. Esta política no solo refuerza su influencia geoestratégica en la región, sino que también subraya la competencia activa con India por el control de estos recursos vitales.
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