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El trilema de Israel

Actualizado: 5 mar

La historia de la creación de la entidad política de Israel es tumultuosa. Ha estado marcada por limpiezas étnicas, guerras, terrorismo y migraciones masivas. La historia que comienza hace ya más de 75 años nunca ha terminado de acabar. Esa historia gira entorno a un problema fundacional de Israel y que quiere ser.

Elaboración propia
Elaboración propia

Como se ve en el gráfico, Israel se encuentra ante la cuestión sobre que camino político quiere perseguir, pudiendo elegir solo dos de las opciones del triángulo. La idea original sionista era la de fundar un estado nación para los judíos del mundo. Este proyecto político nace no solo del reincidente antisemitismo histórico sufrido en los países donde formaban parte de la eterna minoría la población judía; si no que también viene de la idea bíblica de pueblo perdido, dividido y dispersado por todo el globo. Las tribus del Israel bíblico según la teoría sionista deben de volver al monte Sión para restablecer la unidad del pueblo elegido. Bajo esa justificación se edificó el estado hebreo, ahora bien, no toda la población judía es religiosa. La propia comunidad se reconoce como una entidad nacional propia y diversa definida mayoritariamente por la ascendencia. Israel reconoce como nacional a cualquier persona que tenga un abuelo (político o carnal) judío.


La segunda arista del triángulo es que Israel se constituya como una democracia pluralista. Para este elemento es esencial el respeto y las garantías básicas a las minorías étnicas. Hasta la fecha (sobre el papel al menos) este estatus se ha respetado con el reconocimiento de los ciudadanos arabo-israelíes y la protección de sus derechos civiles y políticos. En la Knéset (parlamento) se ha contado con partidos arabo-israelíes e islámicos como Lista Árabe Unida o Jadash, incluso han formado parte del gobierno de Naftali Bennet en 2021 a 2022. Para ser una democracia pluralista también debe de respetarse el pluralismo religioso, no discriminar a las minorías y no establecer criterios de militancia religiosa.


Por último está la anexión de los territorios palestinos, proceso iniciado en la conocida como Nakba en 1947. Esto consiste en no reconocer la solución de los 2 estados defendida por la ONU y formalmente por casi todos los estados del mundo. Para la consecución de este punto se debe de ocupar toda Palestina (Cisjordania y Gaza principalmente) y ser Israel el único actor político reconocido.

Las posibles combinaciones de este trilema son:


  1. Estado teocrático y apartheid: La combinación de estado nación judío y la anexión de Palestina solo es posible mediante o bien la expulsión de toda la población arabo-israelí y palestina o el establecimiento de una discriminación etno-religiosa. En 2018 el actual primer ministro Netanyahu impulsó la ley de estado nación judío por la cual se define a Israel como el estado nación del pueblo judío y niega el derecho de la autodeterminación nacional de otros grupos etnoculturales en Israel. Al tiempo que los intentos de reformar el poder judicial y legislativo por parte del gobierno de coalición entre la derecha y la extrema derecha apuntalan la dirección autoritaria hacia la que va Israel.

  2. Democracia multiétnica: Esta combinación de la anexión de Palestina y la de establecer una democracia pluralista debe de venir de la mano de una reforma del sistema político apuntando hacia la aconfesionalidad. Este camino marcaría una solución hacia el problema de seguridad en Oriente Medio mediante la adopción de un estado donde convivan en igualdad de condiciones tanto palestinos como israelíes. La predominancia del hebreo y de la religión judía sobre las demás sería eliminada y se establecería un sistema respetuoso con los DDHH y sensible a la situación geográfica, siendo el territorio lugar sagrado para todas las religiones abrahámicas

  3. Solución de los dos estados: Esta tercera combinación permitiría la constitución de un estado nación judío y otro para los palestinos. Renunciando a la anexión de más territorios, Israel podría constituirse en una democracia con constitución (actualmente se basa en 13 leyes fundamentales) donde se dibujaran una fronteras internacionalmente reconocidas y un sistema democrático basado en la división de poderes y el respeto a los DDHH.


En la actualidad el apoyo a la solución de los dos estados está en mínimos tanto en Israel como en Palestina. El ejecutivo israelí se encuentra en una lucha constante por su propia supervivencia y la de su primer ministro. La resolución del trilema israelí se ha tornado hacia la teocracia y el apartheid. Primero la reforma hacia el Estado-nación judío y, más tarde, las reformas del sistema político que busca reforzar el ejecutivo hacia un estatus incompatible con las democracias contemporáneas dibujan una hoja de ruta clara. Israel se encamina hacia el autoritarismo y el apartheid de los palestinos.

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