El megaproyecto indio que amenaza con acabar con una de las tribus más antiguas del mundo
- Pablo Díaz Gayoso
- 1 mar
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 3 mar
La isla de Gran Nicobar es la más grande del archipiélago de las islas de Nicobar y está situada al sudeste de la India, a unos 500 km al sur de la isla de Sentinel del Norte y a pocos kilómetros de las costas de Malasia. Esta isla se encuentra poblada por apenas 8.000 personas y su tamaño es algo mayor a la de la isla de La Palma (80.000 personas censadas), en Canarias. Así que teniendo en cuenta que estamos hablando de un territorio de la India, podemos afirmar que su importancia, a priori, podría calificarse de irrelevante. Sin embargo este pequeño rincón perteneciente al país más poblado del mundo está cobrando una significación insospechada.

La localización de este archipiélago se ha demostrado idónea para que la India haga una proyección de poder en la región del sudeste asiático. En 2021 se proyectó el Proyecto de Desarrollo de la Isla de Gran Nicobar. Este proyecto consiste en una ambiciosa iniciativa de infraestructura planificada para la punta sur de la Isla de Gran Nicobar en el mar de Andamán, India. El proyecto tiene como objetivo transformar la región y reforzar las capacidades económicas y militares de la India. El proyecto incluye la construcción del Gran Terminal de Transbordo de Contenedores, un aeropuerto internacional, una planta de energía solar y gas y dos nuevas ciudades costeras. En definitiva, quieren convertir la isla en un hub de comunicaciones potente con grandes capacidades económicas, comerciales y mercantes que transforme la isla en lo que algunos han llamado "la Hong Kong de India".
La completa ejecución del proyecto le daría a la India una posición de control reforzada sobre el comercio entrante y saliente del mar del Sur de China y el originario de la Bahía de Bengala. Por otro lado la Isla tendría un desarrollo económico exponencial que la convertiría en un punto de influencia.

En la actualidad la isla no está ni desierta, ni carente de presencia estatal. La India cuenta con una base naval militar que conecta con otras islas del archipiélago y que forma parte del Comando Andaman y Nicobar (ANC, en inglés). Esta partida militar fue la encargada de buscar al avión perdido del vuelo 370 Malaysia Airlines en 2013. Así mismo la isla está poblada por tribus que funcionan de forma independiente a la influencia exterior, este es el caso de los Shompen.
Los Shompen son una tribu que ocupa gran parte de la isla de forma dispersa y se han organizado tradicionalmente en comunidades de entre 2 a 22 personas. Así mismo se subdivide en dos grandes grupos, los del oeste de la isla llamados los Kalay y los del este llamados Keyet. Esta tribu tuvo los primeros contactos registrados con el exterior de la isla hacia la primera mitad del siglo XIX con un misionero danés. Los Shompen tienen dos lenguas, una organización social y cultura propia. Hasta principios del siglo XXI podemos decir que vivieron en relativa tranquilidad, en una relación basada en el respeto mutuo con las autoridades estatales. En 2004 sin embargo sufrieron las consecuencias fatales del terremoto, y posterior tsunami, del Océano Índico. Antes de ese fatídico evento la población se podía contar en unas 300 personas, mientras que tras el maremoto la población pasó a algo menos de 60. En la actualidad se estima una población de unos 200 shompen.

El riesgo que existe, y que ha llamado la atención de los expertos sobre genocidio, es que la aplicación del Proyecto arrase con la tribu. La supervivencia de los Shompen ha sido posible gracias al respeto a su modo de vida y de sus tierras en las que se estima que llevan siglos (o milenios) viviendo. Los riesgos que se existen principalmente son la de la propagación de enfermedades, ya que la tribu carece de inmunidad contra las enfermedades contemporáneas. Después, la isla tiene proyectado pasar de 8.000 habitantes registrados a más de 650.000 en pocos años. Esta explosión demográfica y la edificación de la isla amenaza también el equilibrio medioambiental de la fauna y flora autóctona; como el aumento de la contaminación derivada de la actividad económica y humana proyectada.

En definitiva, este dilema al que se presentan las autoridades indias es uno que toca uno de los pilares fundacionales de su estado-nación. El dilema es el de repetir los comportamientos de los imperialistas europeos que justificaron los peores crímenes de lesa humanidad en el nombre del progreso y de la ventaja competitiva con las otras grandes potencias. O por otro lado, situarse del lado de los pueblos originarios y del respeto de sus derechos. Este problema es más acentuado teniendo en cuenta de que se plantea desde un país que aún tiene las cicatrices del imperialismo británico bastante visibles.
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