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El Club de los sin Lucha

Actualizado: 3 mar

La película estrenada en 1999 por el oscarizado director David Fincher, "El club de la lucha", ha sido una de las obras más malinterpretadas de las últimas décadas. Se han tomado personajes y ambientes, como los vistos en la película, como referentes de un tipo de macho alfa. Esto puede ocurrir cuando el seguimiento que se hace de una historia se queda en lo meramente estético y no se quiere ver más allá. A continuación vamos a analizar el verdadero significado de la película, y ya adelanto que es increíblemente pesimista y por supuesto que habrá SPOILERS sobre la misma.


Resumen

La historia se centra en un personaje, cuyo nombre no sabemos hasta el final, de unos 30 años y con insomnio crónico. Este personaje encarnado por Edward Norton vive solo y se siente abrumado por la vida monótona y carente de sentido. A esto se le suma que no se siente satisfecho ni con su aspecto físico ni con su forma de ser. Como si su vida fuera una bicicleta estática, no ve que su pedaleo le lleve a ningún destino; y su rutina se basa en hacer la jornada laboral, ver catálogos de IKEA y programar afecto humano acudiendo a grupos de autoayuda. Un día cualquiera que sigue esta rutina, se topa con Brad Pitt, un personaje que representa todo lo que él no es y quiere ser. A esto que decide(n) formar un club de hombres, parecidos al personaje de Norton, que se reúnen para generar vínculos de afectividad y reforzar la autoestima colectiva. Con el pequeño detalle de que la finalidad del club es pegarse entre ellos hasta la desfiguración. Más tarde la espiral de violencia deriva en una secta terrorista bien coordinada de excusa anticapitalista.


Análisis

Una vez resumida la obra, vamos a ver qué es lo que refleja la misma. Para empezar vamos con el personaje sin nombre de Norton. Ese hombre de 30 años en la década de los años 90 que se siente frustrado por la falta de objetivos en su vida, y que le abruma el modelo de sociedad consumista bajo la hegemonía capitalista posguerra fría. Eso se suma a la decadencia de los modelos de socialización tradicionales como la Iglesia, las organizaciones sociales o los mercados de barrio que no han podido dar respuesta a las nuevas demandas de la sociedad tecnológica. La sustitución de esos lugares de encuentro por la frialdad de los grandes centros comerciales o de la venta por catálogo como el de IKEA o Amazon han roto con la familiaridad y cercanía de los negocios "de toda la vida".



Este personaje representa a la generación de estadounidenses que nacieron en la década de 1960-70 (los baby boomers) que crecieron con la promesa de que iban a luchar por una gran causa. "Cada época tenía su propio tipo de guerra, sus propias condiciones limitantes y su peculiar condición previa". Escribía Otto Von Clausewitz en "De la Guerra", obra clásica de la estrategia militar. La generación de sus abuelos lucharon contra el imperialismo japonés o el comunismo en Corea y sus padres fueron a Vietnam. Ellos por otro lado, crecieron con la promesa de ir a luchar contra la bestia soviética u otro enemigo aterrador que iba a marcar a su generación de la forma que las otras guerras marcaron a las anteriores. Sin embargo la autodisolución de la Unión Soviética les privó de esa épica batalla. Ellos ganaron sin necesidad de luchar y eso les frustró.


La película refleja cómo esa generación de hombres no sabe qué hacer con la victoria. Sufren el trauma de no tener un trauma y, por esa razón, deciden crearse uno. El Club no es el lugar de reafirmación masculina que se interpreta. Por el contrario, es la constatación del fracaso del modelo. Esa masculinidad castrense, basada en la disciplina, el sacrificio y el refuerzo colectivo, es muy común en el manual de actuación de los grupos coercitivos para con sus miembros. La primera y segunda norma del club de la lucha es que no se habla del club de la lucha ni de sus miembros. Esta regla busca el aislacionismo del grupo. Nadie puede saber lo que ocurre ahí dentro y sus miembros saben cosas que el resto no. Eso crea una sensación de exclusividad y elitismo que refuerza los lazos del grupo, que pasan de "miembros" a "cómplices". La responsabilidad compartida de mantener un secreto puede llevar a que quienes lo conocen se destruyan mutuamente, quedando su destino inevitablemente ligado a la confidencialidad de ese secreto.


El Club es la constatación del fracaso del modelo, y debe de verse como tal. Es el resultado de la frustración por no tener una gran lucha contra un enemigo externo que legitime y de sentido a su vida. Es esa la razón por la que liberan esa necesidad tribal de violencia hacia el interior. El Club nace del intento de rescatar un modelo de masculinidad que se ha demostrado incapaz de dar respuesta a las necesidades de la sociedad contemporánea. Así que como todo animal herido de muerte, este se torna más agresivo y peligroso.

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