Cuando los estados fracasan
- Pablo Díaz Gayoso
- 3 mar
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 3 mar
Los estados son la última forma de organización política que el ser humano ha inventado hasta la actualidad y que mejor ha resistido al tiempo. Sin embargo, no todos los procesos de construcción estatal (state-building) han sido exitosos. Algunos han fracasado por motivos internos y otros por factores externos, sobre todo en el Sur Global. Los estados son organizaciones compuestas por una serie de grupos más o menos homogéneos que se asocian para sobrevivir en un entorno hostil. En los estados más funcionales, el monopolio del uso legítimo de la violencia reside en manos de una sola autoridad: el mismo estado. Este estado está organizado por una serie de reglas que trascienden a los distintos gobiernos y crean un cuerpo profesional (funcionario) sujeto al control político y judicial que está a cargo de la administración del territorio y de la seguridad. En algunos estados, esta función la cumple el cuerpo de policía; en otros, una policía militarizada o directamente el ejército. No hace falta mencionar qué países y con qué modelo de seguridad dan mejores resultados desde el punto de vista del respeto a las libertades civiles o del mayor nivel de estabilidad que otorgan.
El concepto de “estado fallido” ha tenido un gran recorrido en la literatura especializada, ya sea por mención explícita o implícita mientras se conceptualizaba qué es un estado. La omisión de alguna de las variables que definen qué es un estado podría interpretarse como la definición del fracaso de ese estado. Pero lo cierto es que la definición es más compleja que una simple clasificación binaria de 1 o 0, de ser o no ser. Un estado fracasa por diversos factores y no siempre son causa de una serie de variables matemáticas. Factores tan ambiguos como la suerte, la voluntad o la necesidad pueden ser clave para el éxito o fracaso del proyecto político. Ejemplo de esto podemos verlo en el caso de la caída de la República Árabe Siria de Bashar al-Assad. Como tras una larga guerra civil de más de una década el propio líder huye de su puesto y de su causa, abandonando a su suerte a los que lo sostuvieron.
El concepto de estado fallido, según Robert I. Rotberg en su ensayo 'Failed States, Collapsed States, Weak States: Causes and Indicators', indica que: “los estados nación fallan porque son golpeados por la violencia interna y no pueden proporcionar a sus ciudadanos bienes públicos positivos”.

La tradición teórica occidental ha estado muy marcada por la definición que dio el sociólogo Max Weber, quien afirmaba que “el Estado moderno sólo es definible sociológicamente a partir de un medio específico que él, como toda comunidad política, posee: la violencia física”. Colocar el uso de la violencia como eje de una organización política debe entenderse como la capacidad de imponer un criterio. El principio básico de las leyes es el obligado cumplimiento, lo que marca una de las capacidades del estado. La fortaleza de un estado se mide a través de su capacidad para mantener una población estable, un control sobre el territorio internacionalmente reconocido, la capacidad de monopolizar la violencia y de proveer servicios a su población (principalmente la seguridad). La seguridad del territorio es el requisito básico para poder mantener las infraestructuras clave intactas y en marcha, así como el resto de las capacidades funcionales.
Una vez garantizada la seguridad del territorio del estado, se puede establecer una serie de garantías legales funcionales que creen un marco jurídico que regule las relaciones dentro del estado. Toda comunidad política establece una serie de normas de convivencia, pero la capacidad de aplicarlas de forma eficaz determina cuán exitoso o fracasado es ese estado. La diferencia entre la redacción de una ley y su aplicación es crucial para entender la capacidad de un estado. Si un estado no es capaz de ofrecer servicios básicos en una determinada zona, la posibilidad de que un actor no estatal ocupe esa labor incrementa. Los casos de Afganistán, Iraq o Siria, donde señores de la guerra o grupos armados como Estado Islámico o el Emirato Islámico se hicieron con parte del territorio, lo prueban. En los casos mencionados, los agentes no estatales tenían aspiraciones de establecer un estado y por ello instauraron un marco jurídico, un sistema educativo y una “policía” que mediaba en los conflictos entre la población bajo su control.
La existencia de grupos armados en el territorio nacional, regiones menos priorizadas que otras en recibir servicios básicos o la falta de un censo funcional ha sido una situación presente en los estados democráticos occidentales en los últimos 50 años. Los casos de España, Italia o Reino Unido son ejemplos de estados que han tenido problemas para controlar parte de su territorio, con grupos armados que confrontaban la idea del monopolio estatal de la violencia, como ETA, el IRA o las Brigadas Rojas. Algunos con aspiraciones nacionalistas y otros que buscaban un cambio de régimen.

En conclusión, el concepto de “estado fallido” es complicado de definir ya que existen muchos factores distintos que pueden llevar a un resultado común. La diversidad de causas del fenómeno provoca que no exista una sola definición que permita acoger todos los casos, pero sí que existen factores comunes. El común denominador es la falta de capacidad del gobierno de esos estados para ejercer su autoridad. Esta autoridad puede interpretarse como la capacidad de ejercer la coacción, pero también la de aplicar políticas públicas en todo su territorio. Muchas veces se confunde el fracaso del estado con la pobreza del mismo y esa afirmación no pasa por un estudio de los casos. Existen zonas de países desarrollados que pueden entrar dentro de la definición de “estado fallido”. Un ejemplo puede ser EE. UU., donde el monopolio de la fuerza, debido al derecho a portar armas de cada individuo y sumado a la flexible interpretación de la defensa propia en determinados estados, no está monopolizado por el estado. Eso provoca que sea el país con más muertes por arma de fuego sin estar envuelto en una guerra civil, y debido a eso hay áreas donde la presencia del estado es mínima y la violencia no estatal es ejercida con relativa impunidad.
Commentaires